03 mar | La escalera en el espacio del premomentum

Esta es la tercera edición del Ricarding newsletter. Te doy la bienvenida si es la primera vez que me lees. Aquí puedes ver de qué va esto que estarás recibiendo cada domingo.

Espero que disfrutes su lectura tanto como yo su escritura. ¡Que sea una semana con muchos aprendizajes!


La escalera de oportunidades - Un insight

¿Has notado cuando sucede algo que estabas esperando y luego otra cosa y una cosa más después? Piensas: estoy en racha. Sí, hay veces que así lo parece, pero esas circunstancias no se dan en el vacío.

Titulé a este insight así, porque creo que las oportunidades se construyen, no llegan de la nada. Aquella persona que busca, termina encontrando. Aquella que tiene los ojos bien abiertos, es capaz de ver situaciones que escaparían al ojo poco entrenado. De aquí que considero que toda situación es una oportunidad en potencia. ¿Oportunidad para qué? Esa respuesta es particular al contexto de cada quien.

Podemos ver la realización de nuestras metas como una escalera. Cada escalón es una oportunidad que se materializó. Cuando estamos en esa racha de la que hablaba al principio, es como si fuéramos colocando un peldaño tras otro y, al mismo tiempo, vamos subiendo.

La seguridad con la que sostenemos cada peldaño antes de colocarlo en la escalera representa nuestra capacidad para materializar la oportunidad. En esta fase intervienen varios factores—muchos externos. La efectividad para hacerlo aumenta a medida en que nuestra habilidad y práctica para colocarlos se incrementa. Es la práctica constante la que nos encamina hacia una mayor probabilidad de colocación exitosa.

Siguiendo la analogía, entre más peldaños hayamos colocado y trepado, más práctica tendremos y, por tanto, más fácil será colocar el siguiente. Es la naturaleza de casi cualquier actividad. A mí me pasa con la escritura: cuando escribo a diario siento que al día siguiente las palabras salen solas, sin mucho esfuerzo. En cuanto pauso por dos o tres días mi ritmo se atrofia. Me es más difícil completar oraciones.

La construcción de oportunidades es una actividad más. Siempre están allí presentes—a veces más evidentes que otras.

No olvides sostenerte bien de la escalera y seguir colocando y subiendo cada peldaño. De vez en cuando mira hacia abajo para ver todo lo que has avanzado. El darse cuenta de lo que se ha recorrido es una poderosa fuente de motivación para seguir trepando.

No olvides que no gana quien llegue más alto en su escalera, sino quien nunca deja de subir.


El premomentum - Un tip

Cada actividad empieza antes de su ejecución.

La definición de momentum—palabra de origen anglolatino—es la cualidad que mantiene un evento desarrollándose o progresando después de haber comenzado. Se le escucha en distintos contextos, todos ellos relacionados con el movimiento o impulso. Está presente en todo lo que hacemos.

Cuando nos vestimos para ir a hacer ejercicio podría hablarse de que está iniciando la acción. Ya vestidos es menos probable que decidamos regresar a la pijama para dormir más. Esa primera acción precipita a que las siguientes se den.

Toda acción tiene un componente de momentum que puede ser ejecutado previo a la misma. Le podemos llamar el premomentum. Debe satisfacer tres criterios para ser considerado como tal:

  1. Es la primera parte de la actividad a ejecutar.
  2. Reduce la probabilidad de que no se avance con la siguiente fase.
  3. Es posible ejecutarla en menos de 5 minutos.

Lleva el prefijo pre porque sucede antes de que nos dediquemos de lleno a la actividad, pero es capaz de impulsarnos de una forma tal que no solo sea más fácil iniciarla, sino también terminarla.

Cada noche antes de dormir hago lo siguiente para la mañana anterior: ajusto la hora del despertador, preparo la proteína que voy a tomar luego de hacer ejercicio, dejo acomodado mi tapete para hacer ejercicio, preparo mi ropa para hacer ejercicio y la ropa que vestiré luego de bañarme, limpio mis lentes, preparo mi diario anotando la fecha del día siguiente y el primer enunciado, y lleno un vaso con agua que tomaré apenas me levante.

Todas esas actividades me toman menos de 5 minutos, y hacen que empezar el día siguiente sea mucho, pero mucho más sencillo.

Es posible aplicar esto en las tareas domésticas, en el trabajo, en la escuela o en cualquier contexto. El premomentum se ha convertido en la base de lo que hago a diario. Es mi arma secreta para completar muchas tareas en poco tiempo.

Piensa en algo que repitas a diario. Escribe (o piensa) los pasos que involucra. Determina qué parte tomarás como premomentum. Ponlo en práctica.


El espacio crucial - Una idea

Hay un espacio entre el estímulo y la acción dentro del que tenemos el 100% de injerencia para decidir si vamos a actuar o no.

Cuando tenemos ganas de comer algo primero surge la idea, el estímulo. Sé que tengo ganas de abrir el bote de helado de vainilla y comer una, dos, quizá tres cucharadas. Inmediatamente después hay un pequeño espacio en el que la mente se cuestiona el estímulo. ¿Será lo más prudente? ¿En verdad quiero hacerlo? Es tan breve que es posible que ni siquiera lo hayas notado, pero está presente antes de tomar acción.

Es el espacio crucial. Si no se le aprovecha, se esfuma.

Cada vez que una posibilidad se presenta tenemos dos opciones: ceder ante el estímulo o no. Es así de sencillo. No hay más. Entre mayor sea la fuerza del estímulo, menor será la capacidad de resistirlo. Eso lo vemos una y otra vez con las cosas que más nos gusta hacer—aquellas a las que cedemos con mayor frecuencia y ante las que somos más débiles.

La cualidad de fortaleza del estímulo es algo subjetivo que vamos desarrollando con el paso del tiempo. El comportamiento adquiere respuestas casi automáticas ante ciertos estímulos: son patrones arraigados que van formando el quiénes somos. No están escritos en piedra. Así como les dimos la fuerza también se las podemos quitar.

Hay una manera de notar el espacio crucial, y de hacerlo tan evidente que aparecerá antes de que estemos a punto de ceder ante alguna acción que no va en el sentido de lo que es mejor para nosotros. Se trata de la regla de los 4 minutos.

Se puede aplicar a acciones que queremos hacer cotidianamente y a aquellas que queremos evitar. Es más fácil ilustrarla con un ejemplo.

Sé que hacer algún tipo de actividad física a diario ayuda a sentirme bien durante el día. Es una acción que quiero hacer todos los días. Hay días en los que es más fácil hacerlo. Simplemente estoy más dispuesto. Los días en los que cuesta más trabajo—aquellos en los que puedo hacer de todo menos eso—aplico la regla de los 4 minutos. Me siento durante 4 minutos a no hacer nada. Nada de nada. Teléfono lejos, televisión apagada, no música. Pongo un cronómetro en mi reloj (o veo la hora) y cuento 4 minutos. Si luego de que pasen los 4 minutos me sigo sintiendo igual—sin ganas de hacer una sesión de actividad física—entonces no lo hago. Simplemente sigo con mi día. En cambio, si algo en mi pensamiento cambió durante ese tiempo y aumentó aunque sea un poco la motivación, entonces empiezo.

La regla obliga a tomar una decisión. La mayoría de las veces me acaba impulsando hacia lo que es más conveniente en el largo plazo. Aplica lo mismo para comportamientos que quiero evitar, como el comer alimentos procesados.

El espacio crucial siempre está allí, solo es cuestión de poner atención. Entre más lo pongas en práctica, más frecuentemente te lo toparás.


Si llegaste hasta este punto, estoy muy agradecido contigo. Me encantaría que me cuentes qué te pareció y que conozcas cuál es la lógica detrás del insight, el tip y la idea.

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