21 abr | La armonía está en el presente
Esta es la 9na edición del Ricarding newsletter. Te doy la bienvenida si es la primera vez que me lees. Aquí puedes ver de qué va esto que estarás recibiendo cada domingo.
Espero que disfrutes su lectura tanto como yo su escritura. ¡Que sea una semana con muchos aprendizajes!
La barca de la armonía - Un insight
La forma en la que reaccionamos determinará gran parte de la armonía en la que viviremos.
Hay una pequeña historia de la tradición budista que leí a finales del año pasado. Trata sobre la ira y el enojo. Últimamente, le he estado dando vueltas.
Se titula ’La barca vacía’. Va más o menos así.
Piensa que acabas de terminar de fabricar una barca. Invertiste bastante esfuerzo para conseguir la madera, moldearla, ensamblarla y pintarla. Acabas de terminarla y ya puedes ir a estrenarla al lago. Llegas y notas que una densa capa de neblina lo cubre. No te importa.
Empujas la barca, subes en ella y empiezas a remar. De repente, escuchas un golpe. Otra barca se acaba de estrellar contra la tuya. La furia te invade en automático y comienzas a gritarle al otro navegante. Aún no lo has podido ver, pues la neblina te lo impide. El enojo ha hecho que tu corazón se acelere. Pasados unos momentos, te das cuenta de que la balsa que se estrelló contra ti se encuentra a la deriva. No hay nadie en ella. En ese momento, la fuerza de tus emociones se esfuma.
¿Qué cambió? ¿Por qué cuando te diste cuenta de que no había alguien hacia a quién dirigir tu enojo tus emociones cambiaron?
Este ejercicio demuestra el poder que tenemos sobre nuestras reacciones—en particular sobre aquellas que canalizan frustraciones. Al darte cuenta de que el incidente no fue culpa de alguien, decidiste cambiar tu reacción. No hacía sentido enojarse. La ira perdió su razón de ser.
La mayoría de las situaciones por las que atravesamos son así: no podemos controlar eventos externos y los efectos que tendrán sobre nosotros. El único control que sí tienes es sobre tu forma de reaccionar. Es una decisión que, aunque parezca impulsiva, se puede razonar y elegir en cada momento.
Imagina cuánto más podrías lograr—y cuánta energía te vas a ahorrar—si adoptas un enfoque bajo el cual veas cada situación que se desvíe de tus expectativas como si se tratara de una barca vacía.
Tienes el poder de decidir hacerlo desde ahora.
Siempre se logra más utilizando la palanca que te va a acercar a un estado de ánimo en línea con la armonía y la serenidad. Tus reacciones determinarán el éxito que tendrás para alcanzar esto.
Los trastes limpios en el presente - Un tip
Mantener a la mente presente en las pequeñas situaciones facilitará que también lo esté en las complejas.
El concepto de mindfulness está de moda desde hace ya algunos años. Lo habrás escuchado varias veces en distintos contextos. Tiene una razón de ser: las vidas que llevamos están cargadas de un gran nivel de estrés. Nos hemos visto obligados a desarrollar métodos para lidiar con eso.
Estar presente, intencionalmente, con la mente en lo que se está haciendo en un determinado momento, es lo que constituye el mindfulness. Lo puedes llamar así o simplemente referirte al tratar de estar conectado con el momento presente. Da igual. La parte interesante es notar los efectos positivos que esta actitud puede llegar a tener.
Cuando empecé a meditar, hace algunos años, me topé con una práctica que me recomendaba notar cada vez que cambiaba de posición, cada vez que me sentaba en una silla o que me levantaba. Posteriormente, empecé a tratar de incorporar ese mismo nivel de atención en otras cosas. Comencé a fijarme en mi caminar: sentir cada paso que doy con la planta de mis pies, el aire que roza mi cara, los olores de la calle—que usualmente no son agradables—, la ropa que llevo puesta.
El ideal es que este tipo de conciencia plena pueda aplicarse en absolutamente todo lo que hacemos. Seguro te habrás encontrado haciendo alguna actividad pero pensando en otra, en lo siguiente, en los demás pendientes. Todas las mentes hemos estado allí. Sucede que, cuando limitamos nuestra esfera de atención al mínimo indispensable para ejecutar una tarea, estamos operando en piloto automático. Cuando a ese estado se le cruza cualquier situación no prevista, muchas cosas pueden salir mal.
El piloto automático no es el estado óptimo para la operación de la mente.
Retomar el timón del pensamiento requiere un esfuerzo grande, pero me he dado cuenta que las pequeñas situaciones o actividades nos presentan oportunidades para ponerlo en práctica. Por ejemplo, tender mi cama o lavar los trastes son tareas perfectas para hacerlo.
Mientras tomo un plato estoy consciente de la forma en la que lo estoy agarrando. Mi mano lo siente; también siente la esponja al frotarla contra el plato. Se siente el agua que lo enjuaga. Con cuidado lo coloco en el escurridor y voy con el siguiente vaso. Cada uno se lava de forma diferente. Cada uno representa una complejidad distinta.
Busca cómo puedes dedicar tu completa atención a actividades como lavar los platos. Ponlo en práctica las veces que puedas y empezarás a notar un cambio en la forma en la que abordas las demás tareas, en especial las que puedan ser más complejas.
Tu mente estará enfocada y evitará las distracciones. Tu desempeño, en general, será mejor. Es como si tus capacidades se refinaran por el simple hecho de dedicarle la atención que merece la situación particular.
Lava los trastes con una consciencia plena. Tu mente se moldeará.
La primera piedra del acuerdo - Una idea
Un punto de acuerdo es el primer paso para conciliar cualquier problema.
Inicia una discusión en torno a un tema.
Las partes tienden a reafirmar su postura.
Las descalificaciones vuelan de un lado a otro.
El encono aumenta. Pareciera que el conflicto no tiene salida.
¿Qué pasa cuándo nos vemos envueltos en situaciones así? ¿Cómo se pueden ‘destrabar’?
Surge un conciliador, una persona que entiende que ambas posturas tienen puntos válidos pero que, de mantenerse aferradas a ellos, no habrá forma de avanzar hacia los acuerdos.
La persona que concilia—figura que puede surgir desde cualquiera de las partes—buscará llegar al primer punto de acuerdo: aquel que permite a las posturas reconocer algo de verdad o validez en el contrario. A partir de allí es que puede comenzar el avance. Un punto de acuerdo constituye los cimientos de un puente entre las opiniones.
Lo siguiente es comenzar a construir más acuerdos sobre ese. Inicialmente, los más fáciles de obtener son aquellos en los que ambas posturas estén dispuestas a ceder. A medida en que va sucediendo, las partes se dan cuenta de la inercia de la discusión: tiene una cadencia que a los involucrados conviene mantener. Ceder en las posturas más férreas se vuelve algo alcanzable.
El primer acuerdo fue el punto de arranque para conseguir algo más grande: el puente. Las posturas cedieron hasta donde se sintieron cómodas—llegaron a un estadio superior al que estaban inicialmente.
¿Reconoces a las personas conciliadoras en tu vida? ¿Alguna vez lo has sido tú? ¿Qué lección te ha dejado serlo?
Creo que todas las personas deberíamos intentar servir en este rol las veces que podamos. Las sociedades actuales requieren de iniciativas que logren consensos. Vivimos en un mundo polarizado. Hemos olvidado los valores de ceder y de escuchar. Representan la ventana hacia un mejor mañana.
Si llegaste hasta este punto, estoy muy agradecido contigo. Me encantaría que me cuentes qué te pareció y que conozcas cuál es la lógica detrás del insight, el tip y la idea.
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